Los estudios culturales sobre las antiguas poblaciones nativas o autóctonas de Mendoza son de larga data y constituyen una parte importante de los estudios históricos, antropológicos y arqueológicos que sobre ella poseemos.
En función de ellos sabemos que la historia de la Mendoza aborigen se remonta al 13.000 AP (antes del presente). Es una historia de cazadores y recolectores. Es una historia de pescadores. Estos pueblos autóctonos y sus vestigios y restos culturales materiales nos permiten comprender el período más largo de nuestra historia en la región a la vez que identificar y caracterizar a aquellas sociedades en su compleja y delicada relación con el ambiente y con otros grupos. Es el caso de los grupos incas ingresando en la zona hacia el siglo XV y relacionándose con los pueblos huarpes y colocando a esta parte de nuestro “mundo nativo” en un escenario territorial y cultural mayor, como era el de la comunidad andina con sede en Cuzco.
De estos procesos, así como aquel que se inició a partir de la invasión española en la región, con la consiguiente fundación de la ciudad, nos ocuparemos aquí, distinguiendo etapas y cronologías, características, continuidades y cambios, pero sobretodo lo haremos comprendiendo en un todo amplio y complejo el proceso de ocupación de estas tierras. Es una historia de pueblos concebida desde sus prácticas sociales, económicas y técnicas. Estas prácticas fueron ocasionando determinadas intervenciones en el entorno físico que las rodeaba. De la interacción entre este ambiente y las respuestas que fueron ofreciendo los pueblos, surgieron un mosaico de constructos culturales, que modelaron el paisaje, sin duda, pero que también fueron configurando el proceso identitario aborigen, cuya primera identificación nos permite comprender el período más largo de la historia humana en nuestra región.