Ceider

 

Una síntesis desde la historia alimentaria

Las prácticas alimentarias de los grupos humanos autóctonos están siendo reconstruidas a partir de líneas de especialización dentro de la arqueología, tales como la paleobotánica, los estudios palinológicos que nos permiten conocer aspectos paleo ambientales, los estudios de fauna (arqueo fauna) y los estudios bioantropológicos en restos humanos (procedentes de entierros o cementerios), entre otros.

 

En Mendoza, estos datos nos permiten distinguir, en líneas generales y sólo a los efectos de realizar una síntesis, dos grandes áreas geográficas (oasis Norte y oasis Sur) asociadas a su vez a dos grupos étnicos diferentes (huarpes millcayac y grupos araucanos). Desde el punto de vista temporal, distinguimos una “etapa temprana” y otra “etapa prehispánica tardía”.

 

Dentro del área Norte circunscribimos dos ambientes diferenciados, que a su vez nos informan sobre conductas alimentarias distintas. Por un lado, en el ambiente de precordillera, en el período temprano, los estudios sobre las bandas de cazadores recolectores nos revelan la existencia de una dieta sostenida en el consumo de carne de guanaco y choique petiso. También ha sido demostrado el consumo de reptiles en el sitio Piedrón de la Quebrada Seca, en Villavicencio (Las Heras).

 

En cuanto a la recolección de algunas especies vegetales silvestres, el registro arqueobotánico nos habla de maíz, poroto, albaricoque, cactus, algarrobo, chañar, molle, carrizo, quínoa, calabaza y jarilla. En cuanto a sus dataciones,  oscilan entre 4500 AP en un sitio de precordillera llamado Agua de la Tinaja I y el 470 +_  70 AP en el Área Fundacional de la ciudad. El siguiente cuadro ilustra detalles los hallazgos arqueobotánicos relevados, así como sus ubicaciones y fechados relativos o absolutos realizados.

 

Ambiente y nombre del sitio

Registro arqueobotánico

Fechado

Autor

Piedemonte

Agrelo Patronato y Arboleda N.

Maíz carbonizado

Período temprano

Canals Frau, 1956, y Semper, 1957

Ciudad de Mendoza. Ruinas de San Francisco

Trigo, cebada, vid, avena, centeno y duraznos

440 +_  40 AP Y 470 +_  70 AP

 

Chiavazza, Mafferra, 2007

Piedemonte del Valle de Uco. Agua Amarga, Sondeo 1

Maíz, marlos y poroto

 

Ots., 2007

Precordillera. Sitio Jagüel III

Albaricoque (ximenia americana), algarrobo, chañar, molle y carrizo

Pre cerámico final y nivel medio etapa agro alfarera

Bárcena-Roig,1981-1982

Precordillera. Sitio Jagüel II

Cactus (Tephrocactus andícola)

1890+_ 100 AP

Bárcena-Roig,1981-1982

Precordillera. Agua de la Tinaja I (4 niveles)

Quínoa, zapallo, calabaza, maíz, cactus, molle, jarilla, algarrobo y carrizo

4500 AP- 1360 +_70 AP

Bárcena 1985

Precordillera. Cueva del Toro

Maíz, zapallo, calabaza, molle, algarrobo y chañar

4000-3700 AP

García, 1988

Precordillera. El Jagüelito

Zapallo, maíz, molle, chañar, algarrobo y cactus

1050+_ 80 AP

Sacchero et al, 1988

Precordillera. Agua de la Cueva (sector N)

Maíz, zapallo, calabaza, trigo, algarrobo, chañar y molle

1450 40 AP; 2ª mitad del siglo XV y 1ª mitad del siglo XVI

Durán, García, 1989

Valle de Uspallata. Tambos de Ranchillos y Tambillos

Estudios antracológicos (carbones) de jarilla y adesmia

 

Roig y Bárcena, 1997

Tabla N°1. Registro arqueobotánico del N de Mendoza. Fuente: (Mafferra, 2007, págs. 27-40)

 

En el ambiente de las llamadas “tierras bajas”, incluyendo allí el piedemonte y la llanura del NE de Mendoza, notamos que el conjunto de alimentos de origen animal preferido por los grupos humanos básicamente se componía de peces, roedores, armadillos y aves. También eran consumidos el zorro, el gato montés, y en menor medida, el guanaco.

 

Aunque de época colonial, numerosas fuentes hacen referencia a las estrategias y los tipos utilizados por los grupos autóctonos para realizar la pesca. Así, vemos que existía “…una clase de pez que llaman bagres, otunos y dorados, que casi no se diferencian sino en el gusto, aunque de todos es superior; pero que el de los otunes se les da un remedo al del salmón; su tamaño mayor es de tres cuartas y el modo de pescarlo el común”. (Santos Martínez, 2000, pág. 121.)

 

En voz de otra fuente de la época, en su Descripción de Cuyo, el sacerdote jesuita nos dice:

“La trucha, que en Europa es un alimento digno de una mesa real, en Cuyo es sustento del más pobre artesano y campesino. El pejerrey jamás llega a ser en su mayor crecimiento del largo y ancho de una trucha común. El otuno cuyano, que por lo grande de su boca y su cabeza, por la espina que tiene sobre el lomo, por lo liso y sin escamas de su piel y por la calidad de su carne vienen llamado el pollo de agua dulce, es singularmente estimado en esta provincia. Su carne es blanca, suave y muy delicada. El bagre cuyano, víctima de las especies de peces propuestas y que son producidas de las aguas de esta provincia, pudiera, por lo suave, delicado y gustoso de su carne, ser la primera en la general estimación”. (Santos Martínez, 2000, pág. 121.)

 

Para el período más cercano a la conquista ha sido propuesto un modelo de explotación estacional de recursos para los diversos grupos humanos asentados en espacios ambientales de los valles (Huentota y Uco-Jaurúa principalmente) y sobre todo de las lagunas de Guanacache. Este modelo describe la movilidad y el aprovechamiento de recursos económicos ofrecidos por el ambiente, tales como animales para la caza, especies vegetales de recolección con finalidades alimentarias principalmente, así como recursos líticos, entre otros. La estacionalidad explica que durante las estaciones más cálidas, primavera y verano, los grupos humanos se movilizaban hacia las pampas altas de la precordillera a cazar principalmente guanacos y choiques. La presencia de los animales allí se explica por la amplia disponibilidad de pastos (coirón), vegas y aguadas en ese ambiente. En las estaciones frías (otoño-invierno), los grupos establecían como lugar de residencia el valle, donde habitaban en casas semi- subterráneas que protegían del viento y el frío a sus habitantes, permitiendo esta arquitectura conservar el calor.

 

En el caso de los ambientes de precordillera, los restos botánicos que predominan:

 

…en los contextos donde aparecen estos restos (generalmente en abrigos rocosos precordilleranos) son resultantes ocupaciones vinculadas claramente con la caza (huesos de guanaco) y recolección (cáscaras de huevo de ñandú y semillas de vegetales silvestres, como algarrobo y chañar), permitiendo sospechar que estos productos pudieron ser resultado de intercambios y no de la producción. Esta idea se refuerza al observar que en los sectores de tierras bajas, donde se propuso la existencia de sitios de ocupación permanente, lo que predominan son evidencias de explotaciones pesqueras asociadas a lagunas y de ninguna manera agrícolas”. (Chiavazza & Mafferra, 2007, pág. 134.)

 

Este modelo está considerando una alta movilidad de los grupos donde sus actividades económicas de caza y recolección intensiva se complementan con  las de pesca y la actividad agrícola secundaria.

Acerca de esta última, un reciente artículo sostiene que, en cuanto a la evidencia arqueológica recolectada en diferentes ambientes del norte -esto es, humedales, desierto, precordillera y valle-, el registro no da muestras de una actividad agrícola sistemática y con un continuum en el tiempo en el período prehispánico. Los restos son cuantitativamente pocos y cualitativamente de escasa significancia en la masa crítica de restos materiales culturales analizados hasta ahora.

 

“Por otro lado, y a partir de las características de los contextos excavados y publicados hasta ahora, también podría cuestionarse la filiación agrícola atribuida a los Huarpes prehispánicos del Valle de Huentota, ya que a la fecha no se han reportado descubrimientos de maíz, poroto o quínoa, y en iguales condiciones de depositación, sí aparecieron semillas de especies neófitas cultivadas, como trigo (Triticum sp.), cebada (Hordeum sp.), centeno (Secale sp.), vid (Vitis sp.), olivo (Olea sp.) Y durazno (Prunus sp.). Las implicancias de estas hipótesis, además, cuestionan el carácter agrícola pastoril de los huarpes postulado en trabajos previos”. (Chiavazza & Mafferra, 2007, pág. 130.)

 

De esta manera, se sostiene que los grupos humanos diseñaron estrategias exitosas de adaptación al ambiente a partir del aprovechamiento de los diferentes recursos de los diversos ambientes, priorizando en los espacios de humedales* del NE, las lagunas de Guanacache y el río Mendoza, la pesca de truchas y bagres o truchas criollas.

 

* El término humedales se refiere a una amplia variedad de hábitats que comparten ciertas características: son áreas que se inundan temporariamente, donde la napa freática aflora en la superficie o en suelos de baja permeabilidad cubiertos por agua poco profunda. En todas estas zonas el agua juega un rol fundamental en el ecosistema. A diferencia de los ecosistemas terrestres, están en permanente cambio. Por esta razón, las especies vegetales y animales que habitan en ellos deben desarrollar adaptaciones para sobrevivir, por ejemplo, a períodos de gran sequía y otros de gran inundación. Los humedales generalmente sustentan una importante diversidad biológica y en muchos casos constituyen hábitats críticos para especies seriamente amenazadas. En la actualidad esas zonas son protegidas a través de distintas acciones, aunque durante siglos fueron considerados tierras marginales que debían ser drenadas o "recuperadas”, razón por la cual muchos humedales del mundo han desaparecido junto con los ecosistemas que conformaban. En: Consultado el 1/5/2010.

 

En el ambiente de la ciudad, la secuencia arqueológica nos indica este tipo de ocupaciones arriba descriptas (con excepción de grupos cazadores recolectores, cuya visibilidad arqueológica es particularmente alta en zonas de montaña).

Etapa

Cronología y denominación arqueológica

Asentamiento y ciudad

Prehispánico (formativo)

2000 AP. Agro alfarero. Agrelo

Estructura ocupacional en cauces aluvionales y ciénagas

Prehispánico (tardío)

XIV-XV

Modelo aldeano disperso estructurado por acequias de riego

Colonial temprano

XVI-XVII

Implantación urbana

Colonial medio

XVII-XVIII

Consolidación

Colonial tardío

XVIII-XIX

Crecimiento

República

XIX-1861

Terremoto

Estado Nación

Post 1861

Reinstalación de la ciudad

Tabla N° 2. Cronología arqueológica de la ciudad de Mendoza. Tomado de (Chiavazza H., 2006, pág. 5)

En cuanto a los restos arqueobotánicos, en  esta zona se afirma que:

“las tendencias del registro arqueobotánico que muestra sólo especies exóticas en contextos donde los materiales prehispánicos (sobre todo cerámica del tipo Viluco) se mezclan con materiales de manufactura occidental (como mayólicas y cuentas de vidrio del siglo XVI) permiten proponer la hipótesis de que el proceso de aculturación de los huarpes (en el sentido de Prieto 1980) habría comenzado por lo menos una década antes de las exploraciones (del año 1551)y dos décadas antes de la conquista efectiva (en el año 1561)”. (Chiavazza & Mafferra, 2007, pág. 146).

Debemos anotar una consideración más. Previa a la dominación española, las comunidades autóctonas fueron incorporadas al dominio inca, integrando el sector más austral del Collasuyu del Tawantinsuyu. Tanto el registro arqueológico como el etnohistórico nos hablan de esta dominación, así como de su impacto en los grupos locales. Desde el punto de vista arqueológico, desde restos de cerámica que se dispersan hasta las proximidades del río Diamante hasta las estructuras de tampus (tambos) en el valle de Uspallata, así como la ofrenda andina en el Aconcagua, llamada la “Momia del Cerro Aconcagua”, nos atestiguan su presencia en nuestra región. El camino del inca también es otro indicador arqueológico. Desde el punto de vista de las fuentes escritas, diversos manuscritos españoles nos hablan de la “acequia del inca”, “la toma del inca”, así como que los huarpes tributaban al Incario en diversas especies, entre ellas el maíz. Esta dominación no se extendió más allá del valle de Uspallata, continuándose en Chile central.

                                  

En el Sur, el modo de producción es exclusivamente de caza de guanacos y choiques, y recolección intensiva de especies como algarroba, quínoa, calabaza, tomate, maíz y molle, entre otras (Llano, Recursos vegetales y ocupaciones humanas, 2005).

 

Los grupos de cazadores más antiguos datan del 9000 AP.  Hacia el 2000 AP, las actividades de recolección se intensificarían, queriendo significar con ello que elementos vegetales se incorporaron a una dieta básicamente asentada en la carne de guanaco.

 

El ambiente en donde estas bandas de cazadores se encontraban es el de piedemonte y la precordillera. La vegetación que predomina es la de jarillas y solupales. La zona ha presentado actividad volcánica en este siglo, impactando de manera significativa en la flora y la fauna locales.

 

El registro arqueológico analizado y fechado en sitios como Gruta del Indio, en Rincón del Atuel, y Agua de los Caballos, en cercanías del Cerro Nevado, evidencian la recolección de este tipo de vegetales entre el 4500 AP y el 1200 AP. (Hernández & Lagiglia, 1999). También se encontraron restos de duraznos, nueces, cactáceas, gramíneas y leguminosas.

 

Una serie de estudios realizados por un grupo de investigadores del Museo de Historia Natural de San Rafael afirma que, a partir del análisis de isótopos estables y caries en restos humanos, puede afirmarse que el consumo de maíz no era predominante en la zona en el período del Holoceno tardío. (Novellino, Gil & Neme, 2004).

 

Vemos en la siguiente tabla una síntesis de los hallazgos arqueobotánicos en el Sur de la provincia. La mayoría de ellos provienen de sitios de montaña (cuevas u abrigos rocosos).

 

 

 

 

 

Foto de algarrobo de la Reserva Telteca (departamento de Lavalle, Mendoza). Fuente: ecoatlas.org.ar.

 

 

 

 

 

 

Foto de las Ruinas de la Iglesia de San Francisco tomada por Christiano Junior (1880). Fuente: mdzol.com. Consultado el 24/4/2010.

 

Mapa de la vegetación de Mendoza.

Fuente: ecoatlas.org.