La sociedad colonial era una sociedad patriarcal donde el varón ejercía el poder, tanto en el ámbito familiar y doméstico, como en el público; las mujeres, en general, ocupaban un lugar secundario, salvo contados casos.
Las que pertenecían por nacimiento y lazos familiares a la elite, eran madres, hijas y esposas de los vecinos, esto es, los varones de gran poder político y económico en Mendoza.
Por su lado, las que pertenecían a los sectores populares o subalternos eran madres, hijas y esposas de los varones de menos recursos que carecían de poder político y económico.