La creación del virreinato rioplatense estuvo determinada por consideraciones estratégicas que hacían necesario oponer un fuerte conglomerado político a las desmedidas ambiciones portuguesas y al latente peligro británico. Las razones inmediatas de su establecimiento fueron el conflicto con Portugal, la importancia militar y política de la expedición que se enviaba al Plata y la conveniencia de que un jefe de igual jerarquía enfrentara al Virrey del Brasil. Pero también se tuvieron en cuenta otras razones que aconsejaban modernizar la organización indiana, adecuándola a la realidad y a las necesidades de la época.
El Río de la Plata era un núcleo orientado hacia Europa, que España había querido hasta entonces mantener en un relativo aislamiento, pero que ella misma se vio obligada a defender cuando advirtió que era codiciado tanto por los lusitanos como por los ingleses. Y como esa defensa no podía ser dirigida por las autoridades del Perú, tan alejadas del teatro de la guerra, fue necesario formar en el Plata un poder que supliera aquella incapacidad. A este lugar se le incorporaron todos los territorios situados al oriente de la cordillera andina. España buscó en esa forma el equilibrio de las fuerzas que operaban al este del continente.