La llegada de los Borbones al trono de España determinó un cambio en la administración y gobierno de las provincias hispanoamericanas. A partir  de entonces, se manifestó una monarquía preocupada  por desarrollar la marina, el comercio y   sus industrias,  al mismo tiempo  que, procuraba afianzar en Europa y América la posición que le daban sus  antecedentes históricos y su capacidad potencial. 
      Los reyes Borbones trataron de asegurar al imperio hispánico las bases materiales que eran  indispensables para la conservación de sus vastas posesiones y para iniciar  eventualmente un amplio movimiento de recuperación política y económica que  restableciera su antigua grandeza. La actitud española sufrió las variaciones  derivadas de las distintas personalidades de reyes y ministros y tuvo que  adecuarse también a las circunstancias internacionales de la época.
      Con el rey Carlos  III fue cuando la política internacional de España alcanzó sus auténticos  fines, es decir que logró cancelar el tratado de Permuta de 1750, se  mantuvieron los derechos sobre Malvinas y se hicieron esfuerzos notables para  liberalizar el comercio con América hispana y aumentar las comunicaciones,  procurando asimismo asegurar su defensa.