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Incorporación del Corregimiento al nuevo virreinato

 

Con la sanción de la Real Cédula del 1 de agosto de 1776 las tres provincias de Cuyo experimentaron un cambio de dependencia política y administrativa, dentro de la misma monarquía española. En adelante, la dependencia del Virreinato del Perú y de la Capitanía General de Chile  fue sustituida por la pertenencia al nuevo Virreinato del Río de la Plata, manteniendo la misma estructura política administrativa de Corregimiento.

La incorporación de las provincias Mendoza, San Juan y San Luis dentro del Corregimiento de Cuyo se realizó para afirmar y dotar a esta zona de una mayor jerarquía política.

Desde la incorporación al nuevo Virreinato del Río de la Plata, el Corregimiento de Cuyo no integró una provincia mayor  y  mantuvo una relación directa con el Virrey. Afirma Comadrán Ruiz que toda la documentación política y administrativa de la época, va o viene sin intermediarios de los Virreyes (Cevallos y Vértiz) a las distintas instituciones y funcionarios cuyanos y viceversa. Esta situación se mantuvo hasta fines de 1783 con los cambios operados a partir de la implementación de la Real Ordenanza de Intendentes en el Río de la Plata.

El Virrey del Perú, Manuel de Amat manifestó su opinión el 22 de enero de 1775,  expresando que al nuevo virreinato había que añadirle todo el reino de Chile y no solamente la región de Cuyo porque sus riquezas mineras podían servirle de base de sustentación económica. De igual modo se expidió también el Cabildo de Santiago de Chile.

 El fiscal de la Audiencia de Charcas, Tomás Álvarez de Acevedo, indicaba también al respecto que,  para dar solución a los problemas de la enorme extensión de la jurisdicción del Virreinato del Perú con sus respectivos distritos y la gran distancia que los separaba, con la consiguiente demora en los asuntos, requería agrupar en el nuevo virreinato a los distritos confinantes de Buenos Aires, Paraguay y Cuyo.