El propósito de la monarquia española a partir del siglo XVI en los territorios americanos fue, en un primer momento, tratar de afianzar el predominio político de la corona. En América, después del momento inicial, con la presencia de conquistadores y adelantados, el gobierno indiano fue logrando una organización regular fundada en el predominio del estado y en el creciente orden administrativo. Esto se consiguió confiando el gobierno a funcionarios nombrados directamente por el rey , con un tiempo limitado en sus funciones, retribuciones por su trabajo y sometidos a las órdenes y vigilancia de las autoridades superiores.
La designación real y las limitaciones en el ejercicio del cargo posibilitaron que los funcionarios que actuaban en América asumieran una actitud de dependencia hacia las autoridades metropolitanas. Los mandatarios de la corona en América de ningún modo fueron gobernantes absolutos, pues debían cumplir las órdenes impartidas desde España y encontraron contrapesos o limitaciones en los mismos territorios, además de ciertas formas de control social, que se ejercían por medio de las informaciones enviadas al reyy por los cabildos, que representaban a las clases dirigentes locales. Igualmente, desde España, tanto el Rey como el Consejo de Indias ejercían un control permanente sobre los organismos y los mandatarios que llegaban a América y también, dictaron órdenes minuciosas, relativas a sus obligaciones y su cumplimiento. En general, podemos afirmar que las autoridades indianas tuvieron escasa libertad de acción, porque las autoridades metropolitanas crearon un progresivo centralismo que fue aumentando con el correr de los años.
Clarence Haring afirma que los preceptos propios del gobierno español en América fueron la división de la autoridad y de la responsabilidad y una acentuada prevención de la corona hacia la iniciativa, por parte de los funcionarios españoles.
Lo planteado en el momento de organizar el control efectivo sobre las autoridades americanas, procedimiento que tenía como fin limitar el absolutismo de los funcionarios indianos, fue el control que recíprocamente ejercían entre ellos; por esta razón, en América no existieron gobernantes supremos. Desde el siglo XVI se impuso un sistema que requería la colaboración forzosa entre distintas autoridades y funcionarios. Con la implantación de este sistema, la corona española quería imponer la preponderancia absoluta de los funcionarios políticos, que al tener también el mando militar y otras atribuciones, podían sentirse tentados a abusar del poder e imponer su personalismo. Pero es necesario aclarar que, este sistema de control y limitación de los funcionarios se adecuó a cada región, situación y época.