La sociedad colonial, atribuirá la noción de honor a un concepto de conductas de tipo éticas, por ejemplo el honor y la virtud que gozaran de un prestigio social a través del status. La estructuración social estuvo constituida a partir de un sistema de castas donde se impuso un orden basado en la diferencia étnica. La conquista americana otorgó a través de la corona distinciones a partir de las encomiendas y las mercedes de tierras.
Las políticas implementadas por la corona, permitieron a través del comercio y la riqueza, una diferenciación de jerarquías a partir de un reconocimiento social, porque permitía que a través de la compra de cargos, el dinero se transforme en honor (Sosa, E., 2010).
Actividades sociales
Mellado González, describe que durante la colonia, era muy común las reuniones sociales llamadas tertulias. Estas se realizaban en casas de familia en un salón denominado “cuadra”, estos estaban adornados con espejos y pinturas religiosas, además de gruesos cortinados, también se destacan las alfombras las que en algunos casos eran de estera y solían cubrir el piso que era de ladrillo. Las habitaciones se calefaccionaban con braseros.
Por su parte los hombres aprovechaban estas reuniones para debatir diversos temas como asuntos comerciales con otras regiones americanas.
Dentro de las actividades sociales de la época muchas las encontramos relacionadas por el contacto chileno, no debemos olvidar que la Región de Cuyo, dependió jurídica y eclesiásticamente de Chile durante muchos años y por lo tanto las sociedades presentan similitudes.
Los españoles introdujeron durante la colonia diferentes juegos como los épicos de caballería, que estuvieron de moda durante los siglos XV y XVI, estos fueron juegos de tradición medieval y cobraron mayor importancia con la introducción del ganado equino en el territorio. Por lo general se organizaban torneos en honor a la Virgen según los relatos de Ovalle.
Las corridas de toros, que se inician en América en los primeros años de la conquista y a pasar del poco ganado introducido y de su alto costo, se organizaron corridas en todo el continente. Estas actividades fueron reguladas según las festividades, hoy podemos observar vestigios de las festividades en la provincia de Jujuy con el toreo de la vincha en homenaje a la Virgen María.
Otros juegos o entretenimientos encontramos las riñas de gallos, los juegos de pelota, los de bolos, los volantines, las cartas y la lotería, pero dentro de los juegos más antiguos aportados por los araucanos fue la chueca, un juego que con gran habilidad se pasaban de una especie de pelota, y lo que hoy podríamos asociarlo al jockey.
La moda chilena que tanto influjo tuvo sobre Mendoza recibió un gran acento europeo a través de un afrancesamiento de las tendencias sociales y culturales, tal como ocurría en Buenos Aires. Ya que París, se había convertido en el centro artístico europeo por excelencia. En estas grandes ciudades americanas se dieron cambios graduales en las costumbres y en la moda, influenciados por los extranjeros que llegaban al territorio, con todas las novedades y las supremacías políticas, económicas y culturales de la vieja Europa (Sosa, E., 2010: 276).
Las Castas
En 1650 se solicitaron esclavos para trabajar de aquellos que pasan a Chile desde Buenos Aires. La población huarpe mas la población española y los negros que ingresaron dieron origen a un mestizaje que se vislumbra en la nueva población mendocina.
Sistema de castas
En el aspecto social, la colonia fue organizada sobre un sistema de castas basado en las nociones de raza e híbrido y de la pureza de la sangre. Los españoles consideraban la existencia de tres razas: la española o blanca, la india y la negra. Del mestizaje entre esas tres razas surgían a su vez los siguientes híbridos:
Primer grado:
- de blanco con negro: mulato (su uso se destacó en Mendoza).
- de blanco con indio: mestizo (su uso se destacó en Mendoza).
- de negro con indio: zambo, lobo o chino (su uso se destacó en México).
Segundo grado:
- de negro con mulato: zambo, grifo o cabro (su uso se destacó en Mendoza).
- de negro con chino: zambo.
- de blanco con mulato: tercerón o morisco.
- de blanco con mestizo: cuatralbo, castizo.
- de indio con zambo: zambaigo.
- de indio con mestizo: tresalbo.
- de indio con mulato: mulato prieto.
- de negro con zambo: zambo prieto.
Tercer grado:
- de blanco con tercerón: cuarterón, albino
En la cúspide del sistema de castas se ubicaban los españoles peninsulares, nacidos en España, seguidos de los españoles americanos o criollos, nacidos en América y registrados como descendientes legítimos de padre y madre española. Aunque en la colonia el mestizaje entre las diferentes etnias fue un fenómeno corriente, el sistema legal español castigaba la mezcla de sangres que causaba su impureza racial. Indios, mestizos, mulatos y negros resultaron postergados, ocupando los negros nacidos en África el lugar más bajo en la escala social (Sosa, E., 2010).
Los esclavos
Presencia negra y esclava en Mendoza
Durante el siglo XVIII América jugó un papel muy importante en las políticas internacionales a partir de la importancia de sus riquezas, lo que provocó conflictos bélicos y diplomáticos a causa de la expansión comercial. España intentó frenar el avance de algunos estados europeos sobre sus dominios americanos. En esta expansión las compañías comerciales jugaron un papel destacado convirtiéndose en elementos políticos, económicos, defensivos y culturales que se encontraron en las manos del estado Español junto a una minoría de comerciantes que intentarán emular a las grandes compañías como las holandesas, inglesas y francesas.
La política productiva española fracasó con varios proyectos comerciales como en el caso de la Compañía Náutica de 1701 y la de Honduras de 1714 entre otras. Pero logró resultados exitosos a través de otras empresas como la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas de 1728, la de Habana de 1740, la compañía de Barcelona de 1755 y finalmente la de Filipinas de 1785 (Delgado Barrado, 2009), esta compañía nos interesa particularmente porque llegó hasta nuestras costas a través de un mercado de esclavos africanos.
El virreinato del Río de la Plata fue creado en 1776 siendo la ciudad de Buenos Aires su sede virreinal con puerto hacia el atlántico. Ya en 1791 la corona española liberó la introducción de esclavos hacia el nuevo virreinato declarando a la ciudad de Montevideo como único puerto autorizado para la introducción de esclavos al Río de la Plata, para su traslado hacia Chile y Perú. Entre el período de 1777 y 1812, fueron introducidos 60.000 esclavos que llegaron al Río de la Plata desde África y Brasil por vía marítima. A partir de 1791 se generaron nuevas redes comerciales entre los españoles y portugueses en el Río de la Plata dando forma a un tráfico directo desde África (Borucki, 2009).
La ciudad portuguesa del Sacramento que se encontraba frente a la ciudad de Buenos Aires, se desarrolló como puerto complementario desde 1680 a 1777. Desde allí se generaría un mercado paralelo con mercancías y esclavos que eran contrabandeados hacia Buenos Aires.
Este tráfico de esclavos en el Plata se desarrolló a través de Buenos Aires y Montevideo en forma conjunta.
“(…) Mientras que los comerciantes porteños controlaban el tráfico rioplatense y las rutas hacia Chile, Potosí y Perú, los mercaderes de Montevideo participaban en intensas redes comerciales con los portugueses del Atlántico sur, los más experimentados traficantes de esclavos de la región.
… Los reformadores borbónicos relacionaban el arribo de esclavos con la prosperidad económica, dado que veían a la esclavitud como medio para multiplicar la producción, el comercio y los beneficios para la metrópolis.”
Comercio negrero
La presencia de esclavos en el virreinato durante 1782 y 1783 se debió a una combinación de eventos producidos en España, Norteamérica, y Brasil. En 1779 España estableció una alianza con las colonias británicas rebeldes en América del Norte, lo que le permitió declarar la guerra a Inglaterra. Esto trajo como consecuencia una dificultad en el comercio entre España y sus colonias. Para contrarrestar el bloqueo naval inglés que se había producido, la corona española permitió que buques portugueses arribaran al Río de la Plata.
“(…) Estos navíos debían ir en lastre a Montevideo para cargar cueros y plata que llevarían luego a España. En cambio, la mayoría de estos navíos portugueses, con el pretexto de arribada a causa del mal tiempo, y faltos de víveres, pedían permiso para desembarcar esclavos en Montevideo, y de paso vender la mercadería que habían embarcado previamente en Brasil. Esta fue la mayor operación de contrabando de la década de 1780, cuando en sólo un año se introdujeron casi 4.000 esclavos en Montevideo”.
La Compañía de Filipinas generó la introducción de esclavos al Río de la Plata. Para esto, la compañía contrató los servicios de la sociedad inglesa Baker & Dawson. Y a partir de este servicio los agentes españoles (de la compañía de Filipinas) navegaron desde Inglaterra en barcos ingleses hacia África para cargar esclavos. Estos navíos desembarcaron en Montevideo trayendo esclavos y volvían a Inglaterra cargados con cueros. Esta expedición provocó una importante mortalidad entre loa esclavos a causa de las malas condiciones en que eran transportados. Para la compañía (sólo 2.174 africanos sobrevivieron de un total de 2.830) provocando el alza en los precios de venta en Buenos Aires.
Dentro de los antecedentes podemos hacer mención algunos datos que aparecen en los registros del Archivo General de la Nación, donde aparece la salida de Inglaterra de la fragata “El favorito” hacia la costa africana para después desembarcar en el puerto de Montevideo con el fin de traer un cargamento de esclavos, a cargo de la Compañía de Filipinas, siendo su capitán el marino José Banfield, durante 1788 (Reales Ordenes, libro 18: foja 167). Borucki, afirma que el tráfico hacia el Río de la Plata durante 1800 y 1806, establece el fin de los pleitos como consecuencia del comercio de “los cueros” y la introducción de esclavos en forma directa desde África. Este período evidencia que el Río de la Plata no sólo era destino sino también escala para los esclavos que luego eran enviados a través del Cabo de Hornos a Santiago de Chile y Lima, por tierra hasta Potosí (Borucki, Alex; 2009: 7), ya que la corona española había concedió el comercio general a la Real Compañía de Filipinas según la Real Ordenanza del 2 de junio de 1787.
Las nuevas políticas impidieron el arribo de esclavos, pero no a Buenos Aires, finalmente el comercio negrero se vio interrumpido a partir de 1812 cuando el Directorio de las Provincias Unidas del Río de la Plata prohibió el tráfico de esclavos.
Al ingresar los cargamentos de negros a las ciudades se generaba un problema de salud que no era resuelto de manera satisfactoria, a pesar de algunas medidas sanitarias, ya que el mal estado en que arribaban estos grupos de personas, que durante el prolongado cautiverio se enfermaba de sarna, escorbuto, o de distintas manifestaciones de sífilis o fiebres africanas, hacía que los negros transmitieran de su cuerpo un fétido olor o una desagradable pestilencial, por lo que el Cabildo de Buenos Aires insistía en sus disposiciones que el lugar de concentración de negros estuviera alejado del centro urbano.
Algunos datos del período colonial dan cuenta de la presencia negra en nuestro territorio a través del siguiente censo de 1778 donde encontramos:
“(…) en la zona de Tucumán, el 42% de la población era negra; en Santiago del Estero la proporción era del 54%; en Catamarca, para esa misma época el porcentaje de la población negra era del 52%; en Salta, el 46%; en Córdoba, el 44%; en Mendoza, el 24%; en La Rioja, el 20%; en San Juan, el 16%; en Jujuy, el 13%; en San Luis, el 9%.” (Gómez, Miriam, s/f, p. 2)
Entre las mercancías que se negociaba podemos encontrar mujeres, niños y hombres que conformada un producto llamado “pieza de Indias”. Esta medida correspondía a un africano promedio de 1,70 m de altura, de quince a treinta años y en buenas condiciones físicas.
Los africanos que llegaban eran traídos de diferentes lugares de África como: Guinea, Senegal y Angola, siendo estos últimos los preferidos por su buen trato y docilidad. Encontramos diferentes categorías de esclavos entre ellos encontramos los negros “Bozales”, los recién llegados que no hablaban el español; “los ladinos”, que podían hacerse entender con el idioma; los “criollos”, que eran los nacidos en América; los “Congo”, requeridos para los trabajos en el campo y finalmente los “yoruba” que generalmente se los utilizaba para el servicio doméstico. Los religiosos utilizaban a sus esclavos para el servicio en las Iglesias, conventos, haciendas y misiones. En cambio los funcionarios los emplearon para trabajos en la construcción, reparación de fortificaciones, caminos, cabildos y hospitales, además se desempeñaron en oficios de porteros, pregoneros u ordenanzas. Las familias de la elite los ocupaban en el servicio doméstico Gutiérrez, Rafael (s/f).
Negros en Mendoza
Agustín Álvarez analiza la producción colonial en el territorio de Cuyo y hace referencia al superior de la Compañía de Jesús en San Juan, cuando adquirió esclavos por un total de 22 de piezas de negros, para sus viñas y fincas. En San Luis en 1799, fueron rematados 42 esclavos de ambos sexos (Álvarez, Agustín, 1910). Otras referencias sobre la población negra en Mendoza la podemos analizar a partir de Comadrán Ruiz cuando nos establece que en el año 1739 existían un total de 150 familias, calculándose una población del curato de Mendoza entre 1500 y 2000 habitantes. En 1777 el censo de población dio como resultado un total de 7478 personas. Este censo, además describe:
“(…) la construcción racial y el estado civil de los habitantes. Así podemos saber que, desde el punto de vista racial, la población de Mendoza estaba constituida, al crearse el Virreinato, por: 4344 blancos (criollos, españoles y algunos extranjeros); 446 indígenas; 563 mestizos y 2125 negros, mulatos, zambos etc., (esclavos o libres). Apenas un leve predominio -58%- del blanco sobre las demás castas.” (Comadrán Ruiz, Jorge, 1961, pp. 16-18).
Finalmente analizaremos la presencia negra y mulata (esclava) a partir de los registros documentales de los libros de los muertos que hoy se encuentran en él Archivo del Arzobispado de Mendoza. El análisis lo hemos realizado sobre una pequeña muestra que abarca una periodización del 1° de enero de de 1787 hasta el 13 de noviembre de 1789, la cual intenta una primera aproximación sobre los esclavos negros y mulatos que murieron cristianamente en Mendoza. Además aparecen en los registros un total de cuatro negros bosales, muertos en Mendoza; los cuales fueron comercializados por la Real Compañía de Filipinas que tenía a su cargo Don Ilario de Almador, en Mendoza durante el año de 1789 (Sosa, E., 2009).
291 total |
143 esclavos |
100,00% |
49% |
Tabla N°1 de población total y esclava registrada en el libro de los muertos de indios, negros, mulatos y zambos. (A.G.A.M., Libro N° 4 “D”, período 1776 a 1789: folios123-155).
143 Esclavos |
81 Negros |
54 Mulatos |
6 Párvulos |
100% |
56,64% |
37,76% |
4,19% |
Tabla N°2 de porcentaje de esclavos negros y mulatos enterrados en Mendoza entre 1787 y 1789, (Ibidem).
La muestra reveló que de un total de 291 personas (no blanca) que se tomaron como referencia casi el 50% representa el sector esclavo, correspondiendo un 28% para el sector negro, con un 19% para mulatos, y un pequeño porcentaje del 2% para párvulos donde no es identificado si es negro o mulato. Esto nos hace reflexionar que dentro del período señalado, la población que murió en ese período la mitad de la población de color o mestiza era esclava.
Años más tarde, ya en la época Independiente la organización y conformación del Ejército de Los Andes, provocó una serie de inconvenientes donde el General San Martín tuvo que considerar
“(…) la imposibilidad de reunir en un solo cuerpo las diversas castas de blancos y pardos.
…la diferencia de castas se ha consagrado a la educación y costumbres de casi todos los siglos y naciones, y sería quimera creer que por un trastorno inconcebible se allanase el amo a presentarse en una misma línea con su esclavo. Esto es demasiado obvio, así es que (…) he dispuesto (…) se forme de sólo la gente de color así libre como sirva, …” (Sosa, E., 2009)
En nuestra provincia encontramos una serie de documentos, organizados como “Recopilación de Leyes, Decretos y Acuerdos vigentes en la Provincia de Mendoza, dictados por los tres poderes, Legislativo, Egecutivo y Judicial desde el año 1811 hasta fin de Diciembre de 1850…” (A .G.P. en: Época Independiente - Documento Nº 4 Carpeta 199, 1811 a 1850: folio 3). En los que se establece la prohibición a la introducción de esclavos (Buenos Aires, 15 de mayo de 1812), en este decreto se prohíbe absolutamente la introducción de expediciones de esclavatura en el territorio de las Provincias Unidas. Teniendo en cuenta los posibles cargamentos que llegaran dentro del año de redactado el documento. En él se establece salir inmediatamente, confiscándose todo tipo de expedición que toquen nuestras costas, y declarándolos en estado de libertad. Durante 1813 se reglamentó la Ley sobre la Libertad de vientres (Buenos Aires, febrero 2 de 1813)
En el mismo documento podemos encontrar la Ley sobre la introducción de esclavos, (Buenos Aires, febrero 4 de 1813) donde se establece que todos los esclavos de países extranjeros que sean introducidos de cualquier modo, quedarán libres por sólo el hecho de pisar el territorio de las Provincias Unidas.
Como conclusión podemos establecer que la presencia negra y esclava en Mendoza ingreso junto a los españoles durante el período colonial que duró hasta 1812, cuando el Gobierno prohibió su comercialización en la ruta que unía Buenos Aires con Santiago, o Valparaíso rumbo a Lima.
A pesar de no encontrar demasiadas señales de la presencia negra a lo largo de muchos años, en la actualidad muchas personas de color fueron arrancadas de su tierra, soportando el dolor, la humillación, el abandono y la soledad de la crueldad de un sistema que se pronunció a través del color de la piel, hoy algunos resabios de discriminación o intolerancias étnicas nos siguen acompañando.
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