Su Retiro
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De regreso a
Mendoza en enero de 1823, pidió autorización para regresar a Buenos Aires y
reencontrarse con su esposa que estaba gravemente enferma. Bernardino
Rivadavia, ministro de gobierno del gobernador Martín Rodríguez, se lo negó
argumentando que no sería seguro para San Martín volver a la ciudad. Su apoyo
a los caudillos del Interior y la desobediencia a una orden que había
recibido del gobierno de reprimir a los federales, le valió que los unitarios
quisieran someterlo a juicio. Al empeorar
la salud de su esposa, decidió viajar a Buenos Aires. Al llegar, su mujer ya
había fallecido el 3 de agosto de 1823.
Al llegar a
Buenos Aires se lo acusó de haberse convertido en un conspirador. Desalentado
por las luchas internas entre unitarios y federales, decidió marcharse del
país con su hija, quien había estado al cuidado de su abuela. El 10 de
febrero de 1824 partió hacia el puerto de El Havre (Francia). Tenía 45 años y
era generalísimo del Perú, capitán general de Ofreció sus
servicios a las autoridades argentinas con motivo de la guerra con Brasil,
sólo después de la renuncia de su despreciado enemigo Rivadavia a la
presidencia; pero la guerra ya había prácticamente terminado. En marzo de
1829 intentó regresar a Buenos Aires, al saber que había vuelto a estallar la
guerra civil, permaneció a bordo de incógnito, aunque fue descubierto. Su
antiguo subordinado, el general Juan Lavalle, había derrocado y fusilado al
gobernador Manuel Dorrego, pero ante la imposibilidad de vencer en la
contienda, ofreció a San Martín, la gobernación de Durante los
años que duró su exilio, San Martín mantuvo contacto con sus amigos en Buenos
Aires, tratando de interiorizarse de lo que sucedía en su país. En 1831 se
radicó en Francia, en una finca de campo cercana a París. Por esos años tiene
lugar su afortunado encuentro con su antiguo compañero de armas en el
ejército español, Alejandro Aguado, marqués de las Marismas del Guadalquivir,
quien, convertido en un exitoso banquero, designó a San Martín tutor de sus
hijos, con una generosa paga. Tres años más tarde y gracias al dinero
ahorrado trabajando con su amigo y gracias a la venta de las fincas con que
lo habían premiado el gobierno de Mendoza y el de Perú, se mudó a una casa
que compró en Grand Bourg. Recibió la visita de varios personajes americanos, en general jóvenes románticos y liberales, exiliados de su país, como Juan Bautista Alberdi (en 1843) y Domingo Faustino Sarmiento (entre 1845 y 1848), que viajó a Europa por encargo del gobierno de Chile y se encontró con San Martín en Grand Bourg en varias oportunidades. Hasta sus últimos años mantuvo correspondencia con su gran amigo Tomás Guido, quien lo mantenía informado sobre la situación política en América. |
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